Hepatitis

Es la inflamación del hígado que puede ser producida por diversas causas. Esta enfermedad puede ser: aguda, en el caso que dure menos de seis meses; crónica, si persiste más de seis meses, o fulminante, si pone en riesgo la vida del enfermo. En algunos casos provoca daño hepático permanente.

Causas
Puede deberse a infecciones viral, bacterianas o parasitarias; por acción del alcohol o fármacos, por toxinas o por enfermedades autoimmune. Los virus que más frecuentemente inflaman al hígado son el A, B, C, D y E. Hepatitis A: se transmite debido a una mala higiene, por agua y alimentos contaminados. En líneas generales, suele ser asintomática. Hepatitis B: se transmite por sangre (transfusiones contaminadas, intercambio de jeringas en la drogadicción, relaciones sexuales sin protección, de madre a hijo en el embarazo). Las personas sometidas a diálisis renal tienen mayor riesgo de contraer hepatitis B. Hepatitis C: causa el 80% de las hepatitis que se contagian por transfusión de sangre y también se transmite por jeringas contaminadas. Este virus causa hepatitis crónica y con menor frecuencia, cirrosis y cáncer hepático. Existen personas sanas portadoras crónicas del virus C. Hepatitis D: se manifiesta como complicación o sobreinfección del virus B. Hepatitis E: tiene similitudes con el virus A y, como éste, puede causar epidemias.

Síntomas Los síntomas que aparecen en forma súbita no son específicos y a menudo se pueden confundir con un cuadro gripal o una mononucleosis. Ellos son: inapetencia, malestar general y decaimiento, vómitos, fiebre, dolor e indigestión abdominal, alteración del sentido del gusto. En algunos casos, puede haber hemorragias nasales y depresión. Luego de unos días, la orina se oscurece y se presenta ictericia, una pigmentación amarilla de la piel, mucosas y del globo ocular. La ictericia es causada por el aumento de bilirrubina en sangre y es típica de los trastornos hepáticos. También pueden aparecer prurito y heces decolorados, síntomas originados en la obstrucción de las vías biliares.

Diagnóstico Mediante revisión médica y palpación del hígado, cuyo tamaño aumenta. También por análisis de sangre.

Tratamiento Convencional
La hepatitis puede causar desde un trastorno leve hasta una insuficiencia hepática. La hepatitis B es generalmente más grave que la A, mientras que la evolución de la C es impredecible. En la mayoría de los casos, la hepatitis no requiere tratamiento y el enfermo se repone totalmente en un mes o dos. Después de los primeros días, la persona se siente mejor y no necesita hacer reposo, ni seguir dietas restringidas ni tomar suplementos vitamínicos. Es importante saber que uno puede convertirse en portador asintomático del virus, es decir, puede contagiar la enfermedad (en el caso de las hepatitis B y C). Existen vacunas contra las hepatitis A y B.


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